Ese ente que no se mueve,
que te mira con tanta indiferencia y el calor no yace en sus ojos,
de aquel ser pude notar como no tiene brillo su esencia,
porque no late su espíritu y su anima es compuesto del vacío.
Me compadezco y amo tales criaturas,
las tales que me visitan en mis sueños y durante el día se hacen indiferentes,
ellas no sufren de frio ni de calor porque no sienten,
tan grande es su belleza que de tanta vuelo se quemaran con el sol.
No, vuelven hasta no encontrar limite,
quemense con el sól porque la sociedad les quiere imponer,
vuelen y que su altanería provoque huracanes,
rompan corazones y hagan de esto un romantico canibalismo.
Pruebanlo ante el publico y muévanse,
no me ignoren y dedíquenme una fingida sonrisa en mi caída al fracaso,
me encapricho cada vez mas con estas estatuas caminantes,
que circulan mis alrededores con perfumes de galante propuesta.
No pueden acaso ustedes sentir el calor de un beso?,
el experimentar un quebranto de pecho al ser rechazadas,
poder apreciar una relación que cada día va en declive,
o sacrificar el buen cordero por el malo?
Enrollen sus mentiras en mi alma,
que poco a poco envenenan mi credibilidad ante la realidad,
de que me enamoran mas cuando no me miran a los ojos cuando mienten,
el de apoyar esta patanería llamada confianza.
Ellas viven en un mundo de fantasias donde los ojos hablan,
donde la magia esta en el dinero y donde se escucha lo común,
donde la locura es preciada ante un publico insaciable,
donde lo mas atrayente es tu atrayente paganeria.
Viven de falsas creencias de un mundo demasiado ofendido,
donde lo malo es aplaudido y lo bueno ocultado,
donde te idolatras a ti misma y repudias otras creencias,
donde tu eres tu diosa y la aspirante numero uno en perfección.
Por que me enamoro tanto de tantas estatuas vivientes?,
que sus frias caras me conducen a la locura,
mi amor es solo un medio para obtener sus placeres,
y se convierten en mis santas e idolatradas maldades.
Grande es la ironía y gratos los ojos que ahora la ven!,
veo que mis latidos estan cayendo y mi frialdad se contagia,
poco a poco pertenecere al mismo panorama y humorístico sentido,
ya que mi corazón no quiere volver a ser reparado por estatuas vivientes.