En ese momento en el que el alba ciega mis ojos,
en esos momentos te escuchaba por el jardín corretear,
me llamabas cuando me sentías y te alegrabas al asomarme,
y hoy el verbo queda en pasado.
Te ví la primera vez y fue amor lo que pulsó en mi pecho,
te arrime entre mis brazos y profesé cuidarte,
te dí de comer y me alegré al sentirte junto a mí,
y hoy el sentir ya no hay más.
Tu fantasma a temprano añoro me bombea la cabeza,
aún te escucho correr y saltar de alegría cuando me veías,
se me va olvidando el calor que me hacía sentirte viva,
y ahora el frio de tu cuerpo me a cobija en la noche.
Lo siento por cada vez que te grite,
trataba de formar ese diamante en bruto que me hiciese orgulloso mañana,
perdón porque hice lo que pude para verte de nuevo corretear,
lo intenté y no pude mi querida Paper.
Es ese tipo de dolor que un padre sufre cuando muere su hijo a destiempo,
es ese amor que uno siente al cuidar y velar por tal ser querido,
es eso que ahora me destroza el alma y calcina mi pecho,
el dolor y la ira que ahora reinan en mi alma.
Busco un culpable y no puedo encontrarlo,
no hay nadie que pueda quitarme este dolor ni que pueda remediar mi perdida,
rogar ni implorar podrán acaso cambiar su suerte ni pueden regresar el tiempo,
solo puede comandar el tiempo quien me ayudará a vivir con mi dolor.
El dolor no se va ni se extingue,
siento esa daga que se hunde en mi pecho y me hace sufrir,
ni en las aguas frias de esta noche 23 de diciembre,
podrán devolverme a mi Paper.
Adios. Poco fue, pero lo viví feliz y tu recuerdo vivirá apegado a mí por siempre: Paper Ridder.