Sisea entre las brazas del pensamiento,
derrite la piel y calienta las pasiones,
asesino matador de un beso,
vive y se apaga ese es mi fuego.
Es un desvelo de un dios,
tan poderoso cuando anuncia su nacimiento,
tan deprimente cuando va muriendo,
es un recuerdo vivo que no se tiene que latir para estar vivo.
Así es el fuego de mis labios,
el calor intenso que evoca su poderío en el contacto,
no puedo quedar en secreto porque mi recuerdo es eterno,
melodia del viento que danza entre las ramas.
Soy vida enamorada de la muerte,
discípulo de su enseñanzas y sus malaventuranzas,
como poder escapar cuando mis dedos te llegan a tocar?,
como apagar la llama que te acaba de consumar.
Por que te detienes cuando sientes mi mirada?,
quizá la sensación de realidad que perdiste en cuanto me observaste?,
el latido sincronizado de nuestros latidos cuando nos acercamos,
el vals que bailamos entre el fuego azul de el Inframundo.
Ella me siente cuando me voy a acercar,
siente mi hambre en cada paso en mi andar,
la encierro entre mis brazos para que no pueda escapar,
y la unión de nuestro aliento en un beso que le he de robar.
Su respiración aumenta cuando la empiezo a besar,
me empodero de su deseo y los vuelvo mi voluntad,
la corroente osadía de el deseo patrocinado por la lascivia,
el sabor de sus pechos consagrados por su sudor.
Cuando nadie te vea escondete en tus aposentos,
sentiras mi presencia detrás de la tuya cuando nos apoyemos en el balcón,
el hormigueo en su cuello cuando le voy a besar,
el fuego que nace cuando por fin se esconde el sol.
Mas que una copa bañada en gloria es su tesoro,
el goce de mis labios cuando conversa con su escondite,
la poesía de nuestro himno en esta noche fantasmal,
la juventud eterna en este fuego pasional.