domingo, 8 de septiembre de 2019

Oraciones de un egoista




Existía en un beso que se torna eternidad,
la he visto nacer junto al viento proveniente del Este,
nunca a mi Norte ni nunca a mis ojos,
nunca apuesta a mi paz ni respeta mi boca.

Amarrado a su cintura y a la dulzura de su lengua,
alzo mis plegarias disculpando mi egoísmo,
mas vale pedir perdón que su permiso,
permiso para hacer lo que me venga en gana.

Estas son las oraciones de un egoísta,
un blasfemo castigado por Dios,
idolatre su entrepierna en cada mañana al despertar,
Y reze una plegaria a sus oídos al dormir.

Aun le veo por la ventana asomar,
se asoma y medio mundo se conmueve,
y si ella se diera cuenta que ella es ese mundo,
el mundo entero para mi y solo para mí.

Es automutilante la desgracia de su ausencia,
así siento que las culturas no tienen ningún sentido,
como si la historia no se hubiese construido mediante sangre,
como si las flores no están alimentándose de esos que murieron.

Cántame la canción de tu pueblo,
seduce a un cura o a un pastor falso,
búrlate con un beso de ironía,
pues son las oraciones de un egoísta.