domingo, 24 de enero de 2021

El baile de las esmeraldas: dedicatorias de mi inconciente



"En el suspiro del averno y el baile eternal, el baile de las esmeraldas retomará su final..."


Mientras me ahogaba entre nubes de humo en alguna esquina de alguna habitación de algún hotel en Ámsterdam, dibujaba entre las cortinas de humo con el pensamiento escenarios que pasaron y que no pudieron ser, pajas mentales de un joven en camino al emprendimiento utópico del siglo recurrente, un cuento maravilloso para alejar mi mente.

Gracioso que me acuerde de aquella extraña de blanco cabello, un juego con el destino el que me lo haya regalado en la estación de trenes, esta vela, me lo apretó con mi propia mano y me regaló. Me dedico esos hermosos ojos azules y me dijo:

- 20 minutos te regalaré para que veas a quien tu corazón desea. No importa donde este, no importa con quienes este, será llevado ante ti, no importa si no está con vida, esta vela lo traerá y lo tendrás para ti. Pero recuerda, solo estará contigo hasta que se consuma esa vela, cuando la cera se consuma, la realidad le llevará consigo y no se acordarán de lo sucedido. Te advierto, no desobedezcas las leyes de la realidad más de lo que estarás haciendo, la magia es simple, pero si desobedeces sus reglas, el abismo reclamara tu alma.

Puse la vela en la pequeña mesa y cerré las ventanas para que el viento no apague el fuego prematuramente. Puse mi celular a que grabara mi misteriosa sesión, quería inmortalizar ese momento, ya que más nunca lo recordaremos, benditos los avances del siglo 21. Volví a prender  lo restante y trague el humo profundamente, suspire un poco de ansiedad y con el encendedor encendí la vela.


"En el suspiro del averno y el baile eternal, el baile de las esmeraldas retomará su final..."


La vi con mis propios ojos delante de mí, aquella preciosa gema de verde brillo ante mis ojos. Sus ojos negros me vieron y no entendieron. Rodearon la habitación con interrogación y luego se fijaron en los míos, me puse ambas manos en la boca y contuve cualquier sonido que hubiese proferido.

- Aliah...

- Nunca pensé que fueses tu el deseo de mi corazón, pero el mismo sabe que miento- contesté.

- ¿Qué hago acá? Estaba en mi nuevo apartamento luego de mi luna de miel.

- ¿Te has casado? Yo lo estuve hace poco y hasta un dulce niño tengo.

Me dedico una breve sonrisa, y ahí en la esquina de los espejos de su alma, regreso ese brillo habitual del que me había fijado antes. Se acomodó en su asiento delante de mí y me dijo:

- De verdad que me siento muy bien que estés bien en la vida, hace mucho tiempo que no vuelvo a sentirte cerca. 

- Y mis ojos no me engañan y te ves más hermosa que aquellos días, ser feliz te hizo bien, me alegro por ti. 

- Según veo, estamos en una habitación de hotel- miró por la ventana y sus ojos maravillaron.

- No puedo creerlo, esto es Europa, ¿qué país?

- Holanda, estamos en Ámsterdam, acabo de llegar al país buscando trabajo y nuevas oportunidades- busco unas cervezas en el refrigerador y le doy una- sé que te gustan este tipo de cervezas, cervezas negras belgas ¿no?

- Exactamente!- dijo- aquí te vives la buena vida, salud!- chocamos las latas de cerveza.

- No es como crees- le objeté- fueron circunstancias extraordinarias las que me hicieron moverme a este país tan añorado. Antes de irme, bueno, desde que no volviste a responder mis mensajes, he estado queriendo verte.

- Ah- respondió con un sonido bajo todo lo que mi interior quería gritarle- quería llegar a esa parte luego que habláramos de nuestras vidas.


"En el suspiro del averno y el baile eternal, el baile de las esmeraldas retomará su final..."


Su rostro reflejo algo como entre la pena y la piedad, quería estar aquí como por igual lo hubiera evitado. La compadezco, sé que está incómoda, pero mi cabeza no se compadeció de mí en todos estos años al pensar solo en ti, no sabes cuanto.

- Tienes razón, lo siento- los 20 minutos no tenían por qué desperdiciarse con un ambiente tan incómodo- lo tuve que sacar de mi pecho, no podría morir tranquilo sin sacarlo de mí- mi sonrisa era algo más como una sonrisa de disculpa, su cara me dijo que lo entendió.

- Descuida, ya sé- rio un poco- un hijo, supongo que andan por acá cerca?

Me encogí de hombros, era un tema que no quería tocar, pero los minutos se agotan.

- Nos separamos hace tiempo. Busque de ti en otra persona parecida, y mi ceguera no me dejo ver que todo era mi fantasía. Para que termines de entender lo que falta por comprender, desde ese entonces te he buscado por doquier, en las zonas donde salíamos, el supermercado al que comprábamos las compras, hasta fui donde vivías y pregunte a tu vecina por ti, solo dejándome saber que te mudaste. No quise preguntar tu dirección exacta, no quería invadir tu espacio más de lo que ya lo hice, no tenía derecho de buscarte ni que cara con reclamarte, aunque te seguí buscando me rendí a la idea de darme una oportunidad con alguien parecida a ti: pelo corto, de tu estatura, inteligente, compartía muchos de mis gustos y no le importaba que tan liberal yo era- ella me estudiaba con su mirada, estaba atenta, quizá evaluando mi locura disfrazando su perplejidad con interés.

- Y así fue que tuvieron al nene?- pregunto para hacerme entender que me atendía.

- Si- me apenaba decir lo siguiente- no me excuso por lo que hice, al pasar el tiempo las cosas se pusieron más serias y confieso que quise hacer futuro con ella, pero lo que tanto se parecía a ti era un velo que yo mismo hilé para atontar mi vació. Sus consejos se volvieron demandas, su mirada un reproche a mi existencia, la alta temperatura entre ambos se entibió y me hacía dudar de mi misma. Nuestra cría fue su regalo y se lo agradezco, ya tengo quien me llore, pero la engañe y no pedí disculpa, pues quería que eso terminara.

- Cielos- exclamó- ¿supongo que él vive con ella?

- Sí. Es feliz, lo veo en cuanto puedo y se parece tanto a mí, ojalá y que no herede mi terquedad.

- No confundas terquedad con perseverancia- contestó en lo inmediato- y aunque es lo más tierno que he escuchado, por igual es algo enfermo, que querías decirme que tanto te ha robado el sueño?

No lo había olvidado, es directa y expresa lo que quiere. Los minutos van pasando y siento que esto tiene muy pronta clausura, por lo que el tiempo apremia.

- No sabes lo tan enfermo que he estado, diste en la marca- conteste, pero no la deje hablar- quise verte porque quería darle paz a mi corazón, porque aunque aquí en mi cabeza sé que fui el del error, te culpo por todo beso que me regalaste, porque no me han dejado saborear otra boca como he saboreado a la tuya, porque quise culparte porque te fijaste en mi y me hiciste sentir que no era normal, que era diferente, algo fantástico- las lágrimas son rebeldes sin causa, pero en esta oportunidad luego de que escapara una no quise perder mi oportunidad y me contuve- quería hablarte porque en verdad te extrañaba y quería saber si comías bien, si tus ataques de ansiedad habían menguado, si al igual que yo la soledad era tu amante. Simplemente no quise bailar el baile de las esmeraldas solo...


"En el suspiro del averno y el baile eternal, el baile de las esmeraldas retomará su final..."


Sus ojos se enrojecieron y mordió sus labios como si los aguantara, no dejo de mirarme fijamente como si al dejar de verme a mis ojos perdiera un juego. No seguí alimentando mis fantasías, pues esos ojos ya no lloran por mi, ni lo que quería vociferar su boca era un "te amo" como le dije aquella vez en su cocina, ya no es mía ni nunca lo fue, eso no era ella.

- Baile ese baile contigo en esos tiempos Aliah- tomó mi mano y sentí su calor, todo era igual- sabes que no te iba a esperar, desde que me perdiste, fue para siempre y seguí adelante Aliah, y quiero que me creas que con toda mi alma tú por igual. Mira, quiero presentártelo Aliah, aunque por extrañas circunstancias nos hemos reunido, créeme que te tengo mucho cariño.

Me enseño la fotografía en físico de su boda, estaba con su madre, sus suegros, y los esposos. Ella se veía tan alegre, no era una mentira, ella era feliz.

- ¿Y qué más que desearte todo lo mejor del mundo? Me rompes nuevamente el corazón, pero mírate que alegre estas, nunca vi esa sonrisa conmigo, tomaste la mejor decisión y me alegro por eso.

La abracé con una daga atravesada en mi pecho, la abracé sabiendo su filo y se me importo que me matase, ella era feliz. 

- Aliah, la has encontrado?


"En el suspiro del averno y el baile eternal, el baile de las esmeraldas retomará su final..."


- Solo la he visto una sola vez, y hasta te lo puedo asegurar que es ella, si, ella misma me dio esta oportunidad para verte- ella se acordaba, de mi más grande secreto- se me había olvidado mencionarte, pero luego de esta conversación, en unos minutos, volverás donde estabas y seguirás tu vida igual, volverás a los brazos de tu pareja y sonreirás. El sol se asomara por tu ventana y por las noches la luna te amará, a ella la veré al igual que tú, pero no te acordaras de mí, no te recordaras que alguna vez hablamos en una habitacion en la madrugada en Ámsterdam.

Ella me miró tristemente, pero comprendía, nada era gratis.

- Pero he tergiversado un poco mi suerte y grabé la conversación, así te lo podría enviar y al menos sabremos que algo ocurrió y podre dar paz a mi alma, seguir adelante.

- Aliah, no creo que sea prudente...

Fui a recoger mi celular dándole la espalda, le iba a enseñar la grabación, pero cuando me vi, me vi hablando con una criatura negra y cubierta de sombras sin rostro, pero con un gran agujero como "boca"  como una sanguijuela. 

Cuando algo me toco la espalda, se vino a mi mente lo que dijo aquella joven de pelo blanco que me regalo la vela:

- "Te advierto, no desobedezcas las leyes de la realidad más de lo que estarás haciendo, la magia es simple, pero si desobedeces sus reglas, el abismo reclamara tu alma".


"En el suspiro del averno y el baile eternal, el baile de las esmeraldas retomará su final..."