Haberme revestido de limosnas,
comprar el cielo y pintarlo de inexistencia,
el darle sentido a una vida sin filtro,
crueldad de patas cortas y un poco de violencia.
Romper la esencia de tu camino,
el poder gozar de labios lindos y gustos finos,
ahorcarme en la oscuridad de ambos mundos sin luz,
volverme el omega y tomarme las coronas.
He conquistado palacios con y sin rey,
roto sus muros y usurpar tronos sin mando,
es la oscuridad en la que vivo,
la película de mi mundo.
La sacristía de nuestro cáliz,
la vida de la brisa andariega,
ilusionarte más con la compra de los corazones,
romperte tu dimensión y quebrarte con un dulce paladar.
Nada es igual sin las noches ni tus estrellas,
todo se vuelve de etéreo y le cambia el sabor a las cosas,
el rodaje de mis rotos corazones entretiene a la alta sociedad,
una vuelta, el sonido del mar y las aguas cubriendo mi ventanal.
Creí haber existido por cientos de cantidades de cosas,
porque creí tenerlo todo que me hacia falta,
porque ví diferentes amaneceres en diferentes entornos,
porque me volví uno con la naturaleza.
Mis raíces no encuentran por donde extenderse,
mis ojos van cayendo y no me di cuenta que estaba desnudo,
el viento gelido de las noches que viene del mar me seca el cuerpo,
y el sol me abraza sin darse cuenta que me consumo.
No he encontrado luna por la cual aullar,
ni camino por el cual deba correr en mi coche deportivo,
porque me hace falta mi copiloto y el amor de mis viajes,
creí haber existido no existiendo.
Lujos, viajes, ninfas,
no me faltan ni me hacen falta,
porque existo dentro de una jaula de oro,
sin amor, sin mi Capricornio, sin espíritu.
Creí haber amado!,
mas no amé, no existí, no lloré,
esta marea histérica envuelve mi cuerpo y me funde dentro de su locura,
porque creí haber existido sin haber amado.