miércoles, 25 de mayo de 2016

La anarquía de su belleza



Como puede ella con tanta rebeldía desafiar la realidad?,
la luna sube por su espalda y el sol descansa en su pecho,
ella se ha vuelto para mí una promesa que renuevo cada día,
de un nuevo aroma y una nueva fragancia para amar.

Hay una energía que radia desde su aura,
una melodía para querer y un desdén para amar,
tan apartados y nacimos tan unidos,
me carcome mis incendiaria sed de poseerla y adorar.

No permitiré que me dicten sentencia si por tí nací para quererte,
ojala que privaticen mi soledad y excluyan mi lujuria al verte estirada,
el de explorar los nuevos sabores que destilan de tu cuerpo encendido,
que reposan en mi boca y se pierden en nuestros besos.

No puedo aún explicar la lógica de nuestra relación,
si en cada soslayo desnudo o en cada suspiro te siento penetrante en mi cuerpo,
se me hace imposible querer poseerte y a la vez ofrecerte libertad,
si te quiero atada a mi ser y robarte para mí y este vacío sin final.

Se me hace poco elocuente buscarte en otros cuerpos,
la estupidez me ciega y la ingenuidad me hiere cruelmente,
que imbecil y que tonto al yo pensar alguna vez,
que tu puedes ser remplazada por  muñecas sin vida.

Vivir sin ti para que?,
si acaso no podré respirar nuevo aire en un nuevo amanecer,
si no puedo escapar de tu risa ni en mis mas remotos sueños,
y veo que cada día el calor abriga tu cuerpo.

Por que tengo que pensar involuntariamente en aquella que no necesita de mi?,
si me propuse que en mi destino no hallaría mas tu nombre?,
cada día siento que voy muriendo mas y mas,
o que me quedaré en un sueño donde me aparezca tu sonrisa.

No puedo repetirte en lo que mis versos resumen de mis sueños,
Alguna vez podrás quizá sentir que mi pecho palpita sin voluntad,
Obsoleto y rendido estaré en ratitos eternos en mi mente infantil,
solo yo y la anarquía de su belleza.





domingo, 1 de mayo de 2016

Rey del castillo caído



Puedo sentir cada vez que el aire entra en mi cuerpo,
exhalo mirando hacia abajo en mi propio trono,
la silla de mi reina está vacía desde mucho,
y mis servidores se convirtieron en polvo de angeles.

Soy el inmortal que obtuvo un reino prospero,
veía a todos sonreír y mi reino parecía no tener fin,
pero con el paso del tiempo las sonrisas se transformaron en recuerdos,
se convirtieron en cenizas de un fuego que antes existía.

Pude con el tiempo ver como todos se convertían lentamente,
la bondad de mi consejero, la humildad de la realeza y el amor de mi reina,
absorben mi espacio y toman de mi amor propio,
lo pisotean y acaban cenando de mi corazón.

El brillo que una vez vi en mis ojos al gobernar,
se transformo en la sombra que me cubre de la luz solar,
cuando acomodé mi espalda en el trono que tanto añoraba,
fui impalado con la indiferencia.

Ahora no queda nadie a quien gobierne este rey,
estoy sujeto a gobernar durante la eternidad junto a un trono vacío ya usurpado,
Costela me observa y me cuenta del mundo de la luz,
mientras bebo del licor de mi propia inexistencia.

Danzo cuando me aburro con Costela en mi propio sindicato,
andamos a flor de piel junto al lago que ahora yace seco,
pintamos en un lienzo las delicadas facetas de una sociedad justa,
y nos acostamos hablándonos de nuestros propios ideales.

Aunque soy el rey del castillo caído,
no desespero aunque sea para siempre mi soledad,
porque no soy el ultimo ni seré el primero,
porque sirvo a mi orgullo y tengo mi ego.

Quizá perdí una oportunidad al ser benevolente,
o quizá deseaba tanto probar esos labios,
pero prefiero un milenio mas sin amor a que pisoteen mi orgullo de rey,
porque soy el rey de mi propio castillo caído.