Todos le vale,
le sabe a fluir en el momento,
todo lo desea,
e influye en su camino a los que viven en su momento.
Deslumbra su anima,
en lo recondito de un pasado inexplicado,
baila y se desvelan mis ojos,
con lo serpentino de su aura.
Entre la maldad y la timides,
lo escondido y lo obvio,
se vivió de la experiencia,
del desenfreno y mi ego.
Para mí ya al cielo no le queda nada,
ni memorias ni locuras de papel,
solo está su pelo blanco,
en una cama tamaño celestial.
Me abrazaban las nubes,
mientras me bañaba con el rayo multicolor,
no me importaba nada,
estaba en la veda de la locura.
La noche desaparece,
y llega el calor del sol a darme un beso de mañanero,
baña y fluye su onda en mi piel,
y soy luz.
Oigo el reclamo de la noche,
mi luz se vuelve pálida y me quedo en el viaje,
danzo con las estrellas y ellas me cuentan de ti,
que alla abajo me extrañas y que vuelva a su realidad.
Esquema de su filantropia,
dichosa y por siempre el final,
amo el sol y la luna,
pero ya he vuelto a la que me añora: la cordura.