sábado, 19 de noviembre de 2022

La nomenclatura de la ausencia: largo camino

 


Así de impactante resultaba,
el chocar de minuciosas miradas en el parque,
el pasar lento de los segundos en sus pisadas,
la sonrisa luego de pasarme llevándote mi alma entera.

Es un aberrante esquema de coincidencias,
me llevaron a encontrarla aquella noche desvelada,
silente y observante en su bien situado balcón,
bronceándose semidesnuda con la luz de la luna.

Reincido en recordarle tal cual le conocí,
una obra tal cual admirada por mortales y dioses indolentes,
inmortal en mi memoria y en la de los hombres de la humanidad,
tan única, tan impresionante e imposiblemente ella.

Sin su presencia siento la nomenclatura de su ausencia,
remanentes de sus fórmulas y pócimas de pasión,
caen hojas amarillas que simbolizan al tiempo en mi piel,
entre los siglos y milenios del corto tiempo sin su presencia.

¿Qué tanto puede amarle un mortal?,
si lo que toca se vuelve suyo y lo hace eterno,
las cadenas del tiempo se vuelven obsoletas,
y entre sus alas y la eternidad fui feliz.

Inexplicablemente impresionante el azul de sus ojos,
impactante como se fijan en su víctima en su rabia azul,
callada e implacable con la daga de sus besos,
que al desangrarme caigo en sus brazos como víctima fatal.

domingo, 6 de noviembre de 2022

Descubreme: reina inconforme


 


Es sombra y parte de la duda,
me promete que me ama y lo jura,
me jura que en sus sueños la deje anonadada,
entre cobijos escarlata y polvo de hada.

Es irracional como me atrae su aliento,
segrega sus hormonas y me envuelve lento,
la incongruencia de una vida sin verla en su vestido,
aquellos fines de semana y en especial los domingos.

Así es de caprichosa la querida,
pretende dominarme porque es deseada,
sin saber que cedo porque está enamorada,
y en su placer mi felicidad dorada.

No tomes a mal que me oponga a besarte,
es que cuando te beso tu hechizo me parte,
rompe mi voluntad y me vuelve insipiente,
en tus locuras de amor imponente.

¿Quién si no ella me dará cobijo?,
observar como resuenan sus caderas es un lujo,
me saborea con su mirada en predatorio cortejo,
y en la oscuridad de su cuarto en silencio me dejo.

No busques inferencias, reina inconforme,
que la nube de tu duda me consume,
acuéstate en mi pecho y podrás descubrirme,
que desde el principio de los tiempos te ame.