miércoles, 4 de enero de 2017

Aquel principe desheredado



Mejor decir que cayó en la importunidad,
que cantar una historia penosa,
vivia en su historieta siendo un típico protagonista,
que mientras transcurría la trama el se creaba.

Se amaba como el niño descendiente de lo mas puro,
que en su camino se acomodaban las rocas para su camino,
volaba en donde deparara el destino,
e inventaba con su mente la cercanía de la gente.

Tan maravilloso era su herencia,
que el pueblo lo esperaba con brazos abiertos su trono,
alababan ese futuro tan asegurado del amado príncipe,
y feliz era su semblante solitario.

Pero la soledad es una maestra de ásperas lecciones,
que el velo de su frente quitó,
tal ceguera tenia aquel principe,
que miró a su alrededor con terror.

Su territorio estaba gastado,
sus vacas estaban flacas y a no mas que dar,
el romance no lo asechaba en la esquina,
y la amistad estaba de camino a otro reinado.

La sonrisa ya le parecía extraña,
su nombre no era bien hablado,
dudoso era su linaje por su tempestad,
ya que no era acaso parecido a la estirpe del rey.

Tanta ilusión que el joven príncipe se corrompió,
y la bondad era succionada de su corazón,
como negra serpiente que muerde a traición,
era su persona luego de caer.

Hoy sueña con descansar en aguas cristalinas,
en volver a pasear por esos campos de bellos colores,
contar con el amor de una dama,
y reinar en paz.

Pero hoy queda el príncipe en tan solo un pensamiento,
pues los dias pasaron y el no recuperó sus fantasías,
no soñaba mas con esponjosas nubes y un deseo,
nada mas con volver a heredar el reinado.

Nadie sabe en que quedó el príncipe,
pues no quedó nada mas que como una enseñanza,
se olvido su nombre pero quedaron sus faltas,
ya que se hospeda en mi establo aquel príncipe desheredado.













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