miércoles, 27 de octubre de 2021

Riquezas del mundo: la cultura hecha mujer (explícito)

 



No empezaré con una simple historia de calentura veraniega, ni vivirás en mi presente teniendo así mismo, presente en mi mente, presente en las maravillosas sensaciones que originan en mi cuerpo, porque soy egoísta y mi placer es verle bajo el mismo, por encima de mi propio orgullo, entre el medio de mis cejas y dentro de mi pecho.

Le confundí con el atardecer menos apreciado, aquel que ocurre todos los días en nuestro cielo y por la rutina de los días monótonos nos bañamos en él sin darnos cuenta de esa obvia obra de arte, una obra sin mancha humana, así como esos ojos verdes que se asomaron por entre las dunas de aquel desierto donde nos encontramos, el color trigueño de su piel confundiéndose con la arena, y como olvidar esos cabellos negros que se enredaron en mis manos cuando te hacía el amor.

Sabes que te desean esos ojos, todos esos ojos que voltean a verte cada vez que pasas con el agua, sé que te das cuenta cuando lo más que pueden hacer es idolatrarte de lejos, porque eres mía, mía como tus piernas cuando se entrelazan en mi cintura cuando te penetro lentamente, mía como cuando entre sílabas declaras que ese coño es mío, caliente y húmedo, dándome la bienvenida, llamándome su amor. Les confieso que le dedique suma atención cuando me lo comía, con mi lengua busco entre los cercos su punto más sensible circulando de cerca, alrededor del clítoris, para que me busque con sus manos y aparta las montañas que le rodeaban, pidiendo lo obvio a su papi, sin algún parentesco parental.

Nuevamente les confieso, entes del inframundo, que lo mejor no fue haber estado con ella a partir de mi larga travesía por el desierto, no fue que cada vez que se subía sobre mí y me amagaba con sentones sobre mi glande del pene, enfocándose en ese lugar, desesperándome por hacerle fuerza para bajarla y penetrarla, sentir ese calentón envolviendo mi falo derritiéndolo y asimilándolo en su cuerpo. Lo mejor fue, que bajo las promesas de volver a verle esos ojos gatunos, las riquezas del mundo se posaron bajo esa larga cabellera negra que, mojada, se posa entre sus senos parados y erguidos, la más grande riqueza fue el largo viaje hacia sus brazos, hacia esa voz de mujer que prometen confortarte cuando llegue a casa, porque casa es donde sus pies posan sobre estas áridas arenas, mi hogar esta donde esta ella.

Entre las arenas del desierto yo creé el mar,  me he convertido en filosofía y he amado la cultura hecha mujer, se beberá vino y se servirá un banquete para los vecinos, que entre mis mejillas y su vientre he obtenido todas las riquezas del mundo.

lunes, 25 de octubre de 2021

Me gustas: sabor a fruta

 



Me gusta cuando te presiento en silencio,
cuando farfullamos lo inhibido,
me gustas cuando callas en lo eterno,
cuando caminamos de noche por la Zona Colonial.

Me gustas platicando del amor,
hablando de una selectiva soledad,
añorando mil amores de verano,
en el invierno de tu propio hogar.

Me gustas comiendo helado de fresa,
montada detrás de mí en mi motocicleta,
un fin de semana en Punta Cana,
bebiendo margaritas, cosechando el amor.

Me gustas cuando me provocas,
cuando provocas en mí el verso prohibido,
porque provocas en mis manos el temblar al contacto,
de tu lengua enredada a la mía con sabor a fruta.

Con sabor a fruta en una noche caribeña en la playa,
con sabor a fruta me queda el recuerdo,
me gustas porque siempre estas en mi mente,
bailando bachata de manera indecente.


domingo, 10 de octubre de 2021

No me mires: depredador

 



No me mires, que te asecho de lejos,
no te pares a preguntar a un extraño,
no cuestiones si vendrá a hacerte daño,
que esta noche es fenomenal.


Me observé en esos ojos que justo voltean a ver quien dio esos pasos, la noche era hermosa y lleno de sorpresas. Yo no me podía ver, pero era claro que una figura oscura fue sorprendida por la atencion de tu mirada, tus músculos se tensaron y el sistema simpático te alerto de un posible peligro, pero, todo fue en vano, eran las hojas de los árboles alrededor que bailaban con el viento, das un suspiro de alivio, y sigues tu destino.
Sigues tu camino en este largo trecho solitario y tan poético, pues, la noche arroja romances inesperados con la vida o la muerte, y de bastantes vidas ya me he saceado. Ese pelaje blanco te queda tan hermoso, un largo abrigo liso y negro te cubre de hombros hasta los muslos, y ahora que dedico mi atención a tu olor se me hace un poco atrayente, me atrae lo suficiente para atrever a acercarme a ti, y te huelo la nuca.

De repente te volteas a ver a mi dirección, pero no me gusta que me veas, quiero mantener nuestro romance lo más platónicamente posible, embriagarme con tu olor cuando te sigo como en esta noche, saboreando tus piernas mientras aceleras el paso, escuchando atentamente a mi alrededor cada paso, cada crujir de ramas, las liebres que se esconden a mí caminar, cada latido que va acelerando si dedico más atención, de tu corazón.

Como si viniera a tu rescate, la población llego, las calles te dieron la bienvenida y se escuchaba como todo volvía a la vida. Ya el romance entre ella y la noche culminaba, las poesías del inframundo han sido enmudecidas por la huida de mi dama, y ahora, busca las llaves para a su casa poder acceder. 

No me mires que esto detrás de ti,
que no sé cómo reacciono si me volteas a mirar,
entra a tu casa que el susto te va a pasar,
no me mires que soy real cuando me imaginas.