domingo, 10 de octubre de 2021

No me mires: depredador

 



No me mires, que te asecho de lejos,
no te pares a preguntar a un extraño,
no cuestiones si vendrá a hacerte daño,
que esta noche es fenomenal.


Me observé en esos ojos que justo voltean a ver quien dio esos pasos, la noche era hermosa y lleno de sorpresas. Yo no me podía ver, pero era claro que una figura oscura fue sorprendida por la atencion de tu mirada, tus músculos se tensaron y el sistema simpático te alerto de un posible peligro, pero, todo fue en vano, eran las hojas de los árboles alrededor que bailaban con el viento, das un suspiro de alivio, y sigues tu destino.
Sigues tu camino en este largo trecho solitario y tan poético, pues, la noche arroja romances inesperados con la vida o la muerte, y de bastantes vidas ya me he saceado. Ese pelaje blanco te queda tan hermoso, un largo abrigo liso y negro te cubre de hombros hasta los muslos, y ahora que dedico mi atención a tu olor se me hace un poco atrayente, me atrae lo suficiente para atrever a acercarme a ti, y te huelo la nuca.

De repente te volteas a ver a mi dirección, pero no me gusta que me veas, quiero mantener nuestro romance lo más platónicamente posible, embriagarme con tu olor cuando te sigo como en esta noche, saboreando tus piernas mientras aceleras el paso, escuchando atentamente a mi alrededor cada paso, cada crujir de ramas, las liebres que se esconden a mí caminar, cada latido que va acelerando si dedico más atención, de tu corazón.

Como si viniera a tu rescate, la población llego, las calles te dieron la bienvenida y se escuchaba como todo volvía a la vida. Ya el romance entre ella y la noche culminaba, las poesías del inframundo han sido enmudecidas por la huida de mi dama, y ahora, busca las llaves para a su casa poder acceder. 

No me mires que esto detrás de ti,
que no sé cómo reacciono si me volteas a mirar,
entra a tu casa que el susto te va a pasar,
no me mires que soy real cuando me imaginas.




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