domingo, 2 de abril de 2023

Quisiera yo: el verbo tener

 



Quisiera un amor de esos completos,
no un sazón completo sino el completo sazón rítmico de mi corazón,
que sea una amazónica guerrera con estándares de belleza imparable,
y que en el arte de la guerra conquiste sin destruir mi amor.

Tener yo alguna vez una madona inalcanzable,
una que sacie mi sed en las noches con sus jugos vaginales,
que me quiebre la espalda y me ate en despiadada locura,
y que en la paz me abrace en la cama hasta rendirme a su ternura.

Que sea una inspiración infinita de mis amores,
tenerle como mía y que mis ojos no vean más,
que las llaves del firmamento las robe para verme sonreír,
y en su regazo descubra las razones de un buen vivir.

No pido más que la tela de su piel para el calor en mis noches de ensueño,
que mi tierra sea bendecida por sus pisadas cuando venga a visitarme,
que me prepara un café y me lo haga beber de su boca,
y entre las montañas de Bonao andemos desnudos bajo los efectos de la coca.

Quisiera yo más lo añoro como si lo hubiera vivido,
a esa princesa taina que viva entrelazada a mis sentidos,
al verbo tener más no haber tenido,
quisiera llegar a El Dorado, pero que sea contigo.


domingo, 15 de enero de 2023

Porque tu: el arte del sexo y los cinco sentidos

 

Porque te haces imprescindible a la hora de quererte,
porque eres vida zambulléndose en la muerte,
eres nada que se convirtió en presente, 
algo inequívoco que existe en mi consciente.

¿Por qué tú me miras y se dilatan tus pupilas?,
te añoro con la mirada y en mi mente perfilas,
adoro observarte como mi presencia asimilas,
mirándome ensimismada mientras precariamente ventilas.

Porque te tiemblan las piernas y te voy a embobar,
porque mi tacto se vuelve mi portal para que crucemos a fornicar,
porque conquisto tu feminidad cuando te voy a tocar,
con mis dedos domino tu resguardado lugar.

Porque tú eres ese perfume que invade mi olfato,
fragancia que mágicamente me vuelve insensato,
porque tú eres ese olor cuando de espaldas te asalto,
porque eres la hormona que me quita lo cauto.

Porque cuando hablas se crean realidades, 
se conectan dimensiones y me llevas en tus viajes,
porque tú eres la voz que sigo cuando busco verdades,
entre mis mil demonios y otras amenidades.

Porque tú eres ese dulce natural y no sintético,
porque tú eres la hembra que degusto energético,
porque eres mi preferida, la principal, un plato rico,
gastronómica delicia que en polvos te echo cinco.

Porque tú demandas que te dedique y te escriba motivos,
porque eres simetría entre el pudor y los gemidos,
porque eres el mambo que asemeja mis latidos,
porque tú eres el arte del sexo y los cinco sentidos.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Recordando cien amores: analogía del amor y el deseo


 
En un mundo de ilusiones, permea la historia de los cien amores.

La aurora dulce de aquel deseo juvenil, la primera sensación palpable de que me convertía en un adulto, aun siendo el más cruel personaje con mentalidad de inocente.

Me acuerdo de mi primer amor, de tantos que había fantaseado en mi cabeza con mis compañeras de clase. Me enamoré de una que tenía aquellos cabellos negros como el ébano, y una tal pálida piel para un entorno caribeño. Entre mis ideales comunes de un macho en potencia, pensaba que como en las novelas: “el que persevera, triunfa”, luchando por un amor no correspondido, correspondido solo para otra persona que no era yo, sino un amigo, la cual había perdido tanto su amistad, como el amor de aquella niña en un enfrentamiento abierto por el que desde el principio ya estaba decidido.

Confieso que he tenido tantos amores en mi cabeza, cien amores mal contados, mal actuados, que se reproducen en mi cabeza, declarándome con la una y olvidándole en penas, en el inevitable rechazo, creciendo mi romanticismo de literatura romántica como mi cuerpo y mis años, madurando, fermentando y siendo vino.

En mi confusión, había confundido el sexo con amor, ese caliente y esas vibraciones con otras miradas, viajando al mundo, conquistando cuerpos internacionales y conociendo gratis buena gastronomía, perdiéndome en mi camino a encontrar a uno entre los cien amores.
Entre ellos, vislumbre una esmeralda que cambio mi realidad y extendió mi mundo, desafiaba mis creencias y con su anarquía derroco el nepotismo en la administración de mis ideas. Tan violento huracán me sedujo con sus vientos fuertes, y me abandono en un campo vacío, y tan fuerte fue su llegada que súbitamente desapareció de mi vida, vi mis cosechas devastadas por su paso, y me perdí.

Le pido al bartender que me dé otro sake, aquí no solo se trabajan las horas contratadas, sino las que te pida el jefe. He amado nuevamente, aunque su herida no ha sanado, he creado nueva vida y nombrado en tal un nuevo amor, vivo soltero y pagando la manutención en una soledad autoinducida, y tambaleo borracho perdiéndome, en el país del sol naciente.

sábado, 19 de noviembre de 2022

La nomenclatura de la ausencia: largo camino

 


Así de impactante resultaba,
el chocar de minuciosas miradas en el parque,
el pasar lento de los segundos en sus pisadas,
la sonrisa luego de pasarme llevándote mi alma entera.

Es un aberrante esquema de coincidencias,
me llevaron a encontrarla aquella noche desvelada,
silente y observante en su bien situado balcón,
bronceándose semidesnuda con la luz de la luna.

Reincido en recordarle tal cual le conocí,
una obra tal cual admirada por mortales y dioses indolentes,
inmortal en mi memoria y en la de los hombres de la humanidad,
tan única, tan impresionante e imposiblemente ella.

Sin su presencia siento la nomenclatura de su ausencia,
remanentes de sus fórmulas y pócimas de pasión,
caen hojas amarillas que simbolizan al tiempo en mi piel,
entre los siglos y milenios del corto tiempo sin su presencia.

¿Qué tanto puede amarle un mortal?,
si lo que toca se vuelve suyo y lo hace eterno,
las cadenas del tiempo se vuelven obsoletas,
y entre sus alas y la eternidad fui feliz.

Inexplicablemente impresionante el azul de sus ojos,
impactante como se fijan en su víctima en su rabia azul,
callada e implacable con la daga de sus besos,
que al desangrarme caigo en sus brazos como víctima fatal.

domingo, 6 de noviembre de 2022

Descubreme: reina inconforme


 


Es sombra y parte de la duda,
me promete que me ama y lo jura,
me jura que en sus sueños la deje anonadada,
entre cobijos escarlata y polvo de hada.

Es irracional como me atrae su aliento,
segrega sus hormonas y me envuelve lento,
la incongruencia de una vida sin verla en su vestido,
aquellos fines de semana y en especial los domingos.

Así es de caprichosa la querida,
pretende dominarme porque es deseada,
sin saber que cedo porque está enamorada,
y en su placer mi felicidad dorada.

No tomes a mal que me oponga a besarte,
es que cuando te beso tu hechizo me parte,
rompe mi voluntad y me vuelve insipiente,
en tus locuras de amor imponente.

¿Quién si no ella me dará cobijo?,
observar como resuenan sus caderas es un lujo,
me saborea con su mirada en predatorio cortejo,
y en la oscuridad de su cuarto en silencio me dejo.

No busques inferencias, reina inconforme,
que la nube de tu duda me consume,
acuéstate en mi pecho y podrás descubrirme,
que desde el principio de los tiempos te ame.



 

domingo, 18 de septiembre de 2022

La ciguapa de los pies invertidos: historia terminada en cenizas (parte 3 final)

 


Nuestra historia de amor había comenzado, pero el final, entre el fuego, había sido predestinado.

La policía me perseguía otra vez, pera esta vez no era por la deshora, sino por un crimen más atroz.
Ya el dulce de coco no me sabía a nada, y mango se podría en la cocina, el alma llena de alegría y vida que inundaba la casa ya no estaba, se había ido.
Sangre corría rampante aun mi cabeza, yo estaba mareado y vacío, ya había hecho lo que tenía que hacer, pensé que lo que hice me iba a satisfacer el odio, pero aún está ahí, persistente en mi pecho, persistente como mi huida de las autoridades en aquella carretera que se dirigía hacia Bonao.

Mi ciguapa no está, ya se fue. No se escapó entre los árboles y el trinar de las aves, como la primera vez que la vi, se fue, para la completa oscuridad, alejándome de sus ojos verdes.
Se fue aquella noche en que trabajaba hasta tarde para su jefe, se fue en esa última llamada en que me decía que me había dejado la cena preparada en el microondas, que calentara mi comida y que no la esperara, porque tenía cosas pendientes en su departamento.
Recibí una llamada horas más tardes de parte de la policía, la ciguapa no seguía con vida, pues la encontraron muerta en un basurero por el centro de la ciudad.

No entendía nada de lo que decían, solo que un vehículo gris marca Mercedes había escapado de la escena y por gracia divina había sido detenido en un retén policial improvisado más adelante, aun con la sangre en su camisa, relacionando dentro de un buen rato con el cadáver encontrado luego en aquel basurero.

No supe que más paso, pues al otro día en los servicios fúnebres muchos familiares míos y de ella se disculpaban conmigo, dándome el pésame y muchos consejos para seguir adelante en la vida.
¿Qué vida? Ya no escucharé sus cantos en el balcón mientras se confundían con el de las aves, ni probaré otra vez su café, que aunque no hacía nada diferente a los demás, le agregaba amor, que lo hacía saber tan distinto a cualquier otro.

Mi cara no se compadecía con su madre que lloraba desconsolada, mis emociones habían sido apagadas como sus besos, que me hacían ser mejor cada día, que me hacían querer ser bueno. Ahora solo quedaba una sola cosa que rugía desde mi interior: venganza.

No pude ponerle las manos encima, ya que estaba siendo retenido en el palacio de la policía nacional por homicidio y violación, pero solo vi una forma de hacerle pagar, y sufriría mucho peor que yo. Le haría sentir mi impotencia, pero estaría preso y pagando su crimen, y yo, estaría ya muy lejos.

A la semana siguiente, entre a su casa, donde dormía su esposa. Subí hacia su habitación, la encontré en paz durmiendo, como alguna vez dormía la ciguapa conmigo, acurrucada, pacifica, convirtiendo su calor en mi energía para el siguiente día. 
Como me arrepentía de haberla conocido, de posar mis ojos en aquellos ojos verdes en el río, nunca debí de espiarla, aunque me perdiera la más hermosa obra de arte hecha de carne y hueso, porque ahora ya no está, está muerta. Lejos de mis ojos, lejos de mis manos, lejos de reposar nuevamente su cabeza cansada en mi pecho agitado por su amor.

Pero ahora no me arrepentía, porque así como lo advirtió la ciguapa que le espiaba desde lejos, así advirtió la esposa de aquel asesino que le observaba desde la oscuridad, envidiando su vida, deseando su muerte. 
Grito, pero le calle la boca con mis manos, no la deje moverme de arriba de ella. Me transporté en aquella playa con la ciguapa, comiendo piña e invadido por el ron, soñaba que la tenía conmigo nuevamente, mientras la poseía con mi sexo entre las arenas y el mar. Pero esta no era mi ciguapa, esta era una inocente que no tenía nada que ver con las maldades de su esposo, pero no me importaba, porque la inocencia y la piedad habían abandonado mi corazón, al igual como aquel asesino mato y violo a la inocente de mi ciguapa.

Acabe con ella dejándola débil, pero ni ella ni su esposo podían advertir que el filo de mi machete pedía sangre, y sangre, le di de beber. Le di el primer tajo en su garganta, dejándole sorprendida y pidiendo aire. Sus ojos llorosos me suplicaban clemencia, imagine que así mismo pedían ayuda los ojos de la ciguapa antes de ser asesinada y tirara en aquel basurero, como si fuese un animal o un perro cualquiera. 

Toda duda había sido borrada de mi conciencia, porque repetí los machetazos en el cuello, separando su cabeza del cuerpo, dejando la escena de crimen con un baño de sangre y un cuerpo sin cabeza.
Tome su cabeza y la monte conmigo en el carro del asesino con destino a mi antiguo hogar, para darle tributo a mi difunta amada. 
Al parecer, uno de los vecinos llamo a la policía por haber escuchado el grito inicial de la víctima que ahora posaba en el asiento del pasajero. Sin medir palabra, le tiré el vehículo encima, matando al mono que pensaba que con su cuerpo y su arma de reglamento me iban a prohibir la salida, haciendo que ahora mi huida sea una persecución a altas velocidades por la autopista Duarte con rumbo a Jarabacoa.

La ciguapa de los pies invertidos era una alma de bondad, pura, que amaba el sol  y las bienaventuranzas, por lo que creo que me merezco que se cruzara en medio de mi camino, haciéndome desviar el carro y estrellándome con un poste de luz. 
Recobre mis sentidos rápidamente, y la mire al lado mío, con el mismo vestido que la vi aquel día en que se me presento en el parque de Bonao. Me veía con una tristeza, ya sabia que era mi final, pero no me importaba, pues no podía continuar viviendo sin sus ojos. Un olor a gas salía de atrás del vehículo, por el baúl, ese vehículo tenía un tanque de gas.

- Lo siento ciguapa- le supliqué con mi último aliento- nunca pude imaginar una vida sin ti, todo es tan injusto, tan injusta es esta vida. Pero me alegro de que al menos me puedo ir al infierno con el recuerdo de tus ojos verdes, donde serán la gota de agua que saceara mi sed en esa maldita eternidad bajo el fuego y azufre.

Su silencio me dijo más que las palabras, y alcance mis bolsillos para sacar un bate y el encendedor, para la última fumada.

- Gracias por haberme hecho tan feliz, te amo.

Una gran explosión alejó a los policías que se acercaban al vehículo, y entre las llamas vieron la sonrisa perversa del asesino corta cabezas, la figura de una mujer se elevaba entre las llamas hasta el cielo estrellado de estrellas, aquel fue el triste final de una historia terminada en cenizas, la historia de la ciguapa de los pies invertidos.


jueves, 15 de septiembre de 2022

Silencio

 


Silencio que oigo un palpitar,

Cállate antes de que venga por ti,

sin emitir queja miro hacia el techo callado,

Silencio que pecho explota.


He de confiar que mi boca no emitirá tu nombre,

no expresará lo que llevo conservando en todo este tiempo,

yo hago silencio, ya que no tengo derecho a decirte,

algo callado que sangra con herida abierta.


No me hables que no miraré tu rostro,

No me mires porque no oiré tus preguntas,

No me preguntes, puesto que te contestaré con el silencio,

lo que canto a solas para que nadie me escuche en mis aposentos.


Viendo desde la objetividad que me da el espejo,

¿cómo puede un cuerpo de carne y hueso permitirse sentir?,

eso corroe el pecho y te hace estallar en una furia callada,

envenenando el cuerpo y deseando perecer para no volver a sentir.


Quisiera dormir y vivir en mi idealización de la felicidad,

ver tantos rostros del pasado que nunca volverán,

preguntarle a mi madre a ver que tal le va en su paraíso,

si sabe entre toda su paz cuanto la extraño.


Quiero morir y compartir esa paz,

romper el silencio y confundirlo en llanto alegre al verle caminar de nuevo,

hablarle de su nieto y como a mi hermana le ha ido en vida,

decirle que la entiendo cuando la sentía sola en aquel balcón.


Vivir y querer tantas cosas en silencio,

son un principio básico para la fórmula del auto-sabotaje,

solo fueron estos los deseos que en silencio desee aquí en mi cama,

cerrar mis ojos y abrirlos a la vista de sus ojos verdes y un café.


Solo son berrinches de un alma ciega,

esta silenciosa amiga que en silencio hace ruido,

melancolía y recuerdos de un pasado inocente,

arrepentimiento y deseo de una vida mejor.