Que iluso tan temerario,
dispuesto a navegar oceanos por aquel tesoro,
el tesoro de su memoria y de lo que alguna vez fue,
un obsequio abierto, una promesa con los dedos cruzados.
Pero quien te da tal derecho?,
el tomarme a pecho y mirarme con esos ojos y luego yo estorbar,
preferiste aniquilarme y dejarme a la suerte,
maldita sea el camino que me condujo al tuyo.
Quisiera poder consultar con la noche,
si acaso fue tu mirada algún ensayo,
si el contarte mis miedos fue algo entretenido,
si la mentira maquinada en mi cabeza pudiera ser real.
Acaso todo se tiene que transformar en un recuerdo?,
el dolor y el rencor debe carcomer mis días?,
tu tan ausente estando a centimetros de mí,
tu atención tan distante y mi orgullo por el suelo.
Como repugna esa mirada tan fría,
cinica, horripilante, humillante,
tanto te repugna la presencia de un mendigo,
que con la misma cuchara que le alimentas a otros le regalas?
Ingenuo y poco realista es mi vida,
que tanto desee quien me comprendiese,
saboree aquel fruto apetecible,
y a su mordida descubrí que estaba podrido.
A donde puedo yo volver?,
no tengo hogar y mi entierro es en plena vida,
pensé que la logré volver a ver aquí, a mi lado,
pero era el cadaver de la que alguna vez amé.
No me arrepiento de escribir y desahogar,
nunca podré esperar que aquella piedra preciosa se percate de tal escritura,
yo sangró y los demás no ven mi auxilio,
duele y a nadie le puede interesar.
Tan refrescante fue el visitar su templo,
la brisa del caluroso verano y el oírla cantar,
no podía dejar de sonreír ni la dejaba de observar,
sin saber que aquel era el principio de un inevitable final.
Tanto añoro mi ignorancia pasada,
el vivir en un mundo de fantasías que nunca piensa morir,
añoro esa comida y sus suaves tratos,
el creer que pudiera seguir viviendo mas hoy fallezco.
Esta es la balada de las ilusiones,
escoge tu burla y riete con tus amigos,
vengan y diviértanse del gran ilusionista!,
jáctense que su diario vivir es ilusión.
Esta es la filosofía de un muerto,
vivo profano bajo un condicionamiento aberrante,
me estimula y a su altura la quiero alcanzar,
y me castiga bajo el yugo de un cruel adios.
Que se puede reparar bajo un techo quebrado?,
me despachas de nuevo al mundo de donde me sacaste,
junto a la marea de cuerpos en la cama,
y el vacío existencial que ahora habita en mi pecho.
Pude haber dicho miles de cosas,
mas ni entendiste lo que realmente quise expresar,
te dije que te extraño porque estoy seguro,
que aunque te veía aquella otra, nunca volverá jamás.
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