lunes, 22 de mayo de 2017

El embrujo de su son




Comprometido a la sensación del sanar,
argumentado alguna vez el querer saber,
el inmiscuirme de reprimendas objetadas,
bajo el compás latino y un rico sazón.

Quisiera que hoy el destino me reproche,
porque viajo en un camino que nunca fue habitable,
me insulta por egoista y patán,
por mi opinión propia y mi propio Sol encerrado en mis manos.

Es que mi cuerpo forma parte de los vientos,
los cuales viajan de Norte a Sur, Este a Oeste,
soy de todos mas a nadie pertenezco,
siempre a tu lado y lejos a la vez.

Esta es una teoría centrada en convicciones,
subjetivas opiniones con panoramas de mil amores,
el relajado humo que esboza de entre mis labios,
un incesante jadeo bajo la Luna cerca del mar.

Esta cobardia tan penosa y cansante,
la obsesionante y pasional manera de enamorar de su cintura,
la mordedura en su espalda la marca de una noche de estrellas,
dos actores y un solo escenario con sabanas de buen telar.

Baila bajo el canto de Dahlilah en el desierto,
las serenatas retorcidas de los vientos llenos de arena,
el calor de una madrugada empapada en besos,
se anuncia mi entrada a este espectáculo astral.

La veo escapar y la atrapo en pleno vuelo,
la sujeté a mi alma y con mis cadenas la adorné,
mas sin embargo su picadura me envenenó y la fiebre se apoderó,
de mi cuerpo bajo las delicias y el embrujo de su son.







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