miércoles, 2 de marzo de 2022

Anatomía de un imbécil: disociando la realidad con la fantasía




En el preludio de la corrupción de mi inocencia,
ando entre los callejones y atisbo pasión de amores,
sus piernas se entrelazan y el beso no se apaga,
lo sé porque el suyo no se despega de mis labios.

Mis pintan un lienzo con tu pelo,
aun en mi recuerdo trazo su cuerpo con la delicadez de mis dedos,
la suave nota de su canto en mis oídos,
la fuerte declaración de amor expresado con nuestra pasión.

Yo la he amado entre vasos de cristal,
en la dimensión de la cocina y en cualquier lugar,
en las mañanas al colar un café con los recuerdos,
en las mañanas recibirte con el reflejo del mar.

Canto con un vaso de whiskey y una pistola en la mano,
no para mí sino para la maldita nostalgia,
le disparo a su sombra en la sala y a sus pechos debajo de mí,
a la melancolía de los días y al pasar del venenoso tiempo.

Luego de ser objeto de estudio el resultado fue fatal,
pues había querido ser su héroe y me porte muy mal,
miren que esta es la anatomía de un imbécil,
disociando la realidad con la fantasía.








 

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