el conjuro entonado bajo una melódica malicia,
ellas profesan el desastre y yo lo hago realidad,
¡empecemos este teatro del mal!
El paisaje que cubre toda la vista,
la alterna realidad verdaderamente cierta,
el más sincero corazón de los hombres,
que delatan su verdadero ser en escenario macabro.
Temibles abominaciones pude yo observar,
el cántico del amor no corresponde a esta realidad,
todas esas monstruosidades que de humano se convirtieron,
en lo negro de su alma manifestando su humanidad.
Yo aún permanecía igual,
que me pasaba que lo feo en mí no resurgió?,
lo oculto y lo doloroso no se convirtió en mis cadenas,
las que a otros, como pude observar se transformaron.
Increíble era mi fuerza,
aquellas débiles monstruosidades recibieron su merecido,
divagan entre la niebla de este paraíso maldito,
feroces bestias que ansían un rayo del sol.
Más me divierte vivir acá,
mi luz irradia deseo a esas sedientas almas,
huecos vacíos con sed de vivir,
piden de mi agua porque no tienen donde beber.
¿Quién quiere de mi sangre para beber?,
¿quién se atreve a acercarse al que se atavía con todo el oro y la plata?,
no se acercan porque no pueden, más soy su meta,
el ser como yo y beber de mi vino.
Vi a una criatura diferente a las demás,
alas enormes y blancas resplandecientes,
su perfil era hermoso y sus ojos transparentes como el agua que aquí no existía,
y cuando pozo su mirada en mi persona, me cautivó.
La veía de lejos y me mantuve alejado,
no podía acercarme porque su luz era demasiada para mí,
y ella me llamaba y me buscaba con su voz,
pero me alejaba porque no la podía ver.
Que horrible destino este que tengo,
lo perfecto para mí estaba lejos de mi vista,
odié su luz y me guardé en rencor,
ahora pienso como podré obtenerla.
En uno de sus llamados le contesté,
le hablé de las maravillas de esta vida que vivo,
le conté sobre su fama entre las bestias de este averno,
que como yo, nadie podía acercarse.
Sus alas aletearon y se despidió una brisa fresca,
de ahí en adelante supe que aquello era el amor,
fresco y cautivante, más no me podía acercar,
y tenía que aquel ángel poder conquistar.
Paso el tiempo y mis suaves palabras fueron llegándo,
supe de su vida y de su fantástica historia,
yo mismo iba aceptando la luz,
y al fin un día me pude acercar.
Cuando la tuve en mis brazos hubo un cambio en mí,
su aroma me hacía otro tipo de llamado,
la amaba y eso si era de verdad,
pero al fin la tenía para mí.
Ella me habló de su cariño,
rebosó mi vasija con un amor añorado,
la quería y no me quería alejar,
les cuento que la tuve en mis brazos y la besé.
Tenía un obsequio y era para mí,
ni aún lo he abierto y le agradezco acercándola a mí,
ella era una delicia y yo la quería poseer,
la quería egoístamente, era solo para mí.
Un rato más no podía aguantar,
me volví en un frenesí de amor y locura,
enrollamos nuestros cuerpos como serpientes,
y tuvimos como experiencia el mejor de los momentos.
Mordí su espalda y la sostuve allí,
no soportaba la idea que ella pudiera escapar,
la arrojé al suelo y ella me preguntaba el porqué,
y le dije que confiara porque la amaba.
Estaba hermosa desde ese ángulo
le comencé a arrancar las alas con mis propias manos,
ella gritaba horrorizada y llena de dolor,
y yo me excitaba con su dolorosa agonía.
Mi placer era hacerle daño,
me encantaba como se retorcía y me suplicaba,
me sumía en este torbellino de amor,
y no la podía soltar.
Ya no tenía alas y no podía volar,
aún yo estaba encima y la empezaba a consumir,
ella era una delicia y el rojo me mancha,
y su obsequio se abrió y lo que ví me horrorizo.
Era un espejo y en aquel yo me pude ver,
era atemorizante mi apariencia y no era humana,
era enorme y parecía un rostro humano,
y la tenía enjaulada en mis brazos.
"Esta es tu realidad y contenta estoy,
te miras y te das cuenta que solo te engañabas,
el humano puede ver lo que le corresponde,
mas una aberración viviente es usted.
Y ahora que destruiste mi realidad,
te darás cuenta que nunca podrás saciar tu sed,
mis recuerdos formaran parte de tu vida,
y me añoraras mientras siga muerta".
Anduve como ella lo predijo,
en esta y otras eternidades con sus restos en mis manos,
cargada como una cruz de mi temible pecado,
víctima de mi demoníaco amor.
Yo existo y nunca encuentro final,
sus alas se esparcieron alrededor de todo este inframundo,
mis llantos y mis quejidos podrás escuchar,
y su nombre resonará victima, de mi malevo amor.
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